Queridos hermanos, hoy hemos tenido nuestro segundo encuentro que ha coincidido con el inicio del tiempo de Cuaresma. Hemos reflexionado sobre el tema y les invito a tener en cuenta lo siguiente para este tiempo de conversión:
La cuaresma es tiempo de arrepentimiento. Es todo un camino de 40 días hasta la Pascua y en este camino la Iglesia nos va a estar recordando constantemente la necesidad de purificarnos, la necesidad de limpiar nuestro corazón. La necesidad de quitar de nuestro corazón todo aquello que nos aparte de Dios. La cuaresma es un período que nos va a obligar a cuestionarnos para saber si en nuestro corazón hay algo que nos está apartando de Dios.
Preguntémonos, si hay en nuestra alma algo que nos aleje de Dios, ¿Qué es lo que nos puede permitir estar cerca de Dios y que todavía no descubrimos? ¿Qué hay en nosotros que nos impide darnos totalmente a Dios no solamente como una especie de interés purificatorio personal, síno sobre todo por la tremenda repercusión que nuestra cercanía a Dios tiene en todos los que nos rodean? Solamente cuando nos demos cuenta de lo que significa estar cerca de Dios, empezaremos a pensar lo que significa estar cerca de Dios para los que están con nosotros, para los que viven con nosotros ¿Cómo queremos hacer felices a los que tenemos mas cerca si no nos acercamos a la fuente de la felicidad? ¿Como queremos hacer felices a aquellos que están más cerca de nuestro corazón si no los traemos y los ayudamos a encontrarse con lo que es la auténtica felicidad?
Que difícil es beber donde no hay agua, que difícil es ver donde no hay luz. Si a mi Dios me da la posibilidad de tener agua y luz ¿solamente yo voy a beber? ¿Solamente yo voy a disfrutar de esa luz? Sería muy egoísta de mi parte. Por eso en este camino de cuaresma vamos a empezar a preguntarnos ¿Qué es lo que Dios quiere de mí? ¿Qué es lo que Dios exige de mí? ¿Qué es lo que Dios me quiere dar? ¿Cómo me quiere amar?
Recorramos así el camino de nuestra cuaresma, en nuestro ambiente, en nuestra familia, en nuestra sociedad, en nuestro trabajo, en nuestras conversaciones. Buscar el interior para que en todo momento podamos encontrarnos en el corazón, no con nosotros mismos, porque sería una especie de egoísmo personal, síno con nuestro Padre Dios, con aquel que nos ama en el corazón, en lo mas íntimo,en lo mas profundo de nosotros.
Bendiciones a todos...
Angélica
jueves, 10 de marzo de 2011
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